"Lo mejor para la resaca es, cuando te levantás, tomar un vaso de lo mismo que tomaste la noche anterior." "Yo cuando tengo resaca me levanto y preciso un buen vaso de coca con hielo"."En Brasil te venden unos frasquitos con un líquido para la resaca que después andás volando".
¿Cuántas veces escuchamos estas frases? Todos tienen una receta para la resaca pero realmente casi ninguna es comprobable. Porque no creo que haya ser humano capaz de tomarse un vaso de lo que tomó la noche anterior, ¿y cuando tomáste de todo? imaginate un licuadito de whisky, cerveza, speed y un toquecito de ron el mediodía del domingo. Para eso dejá la garrafa abierta y prendé un fósforo.
Después de tantos años, de tantas tardes de domingo tirado moribundamente en mi cama, encontré el anti-resaca. Sí, no lo pueden creer no? El tema es que no todos tienen la suerte de tener una madre médica, yo sí.
La cosa arrancó hará unos 2 ó 3 años, una de esas noches como tantas en la que tomaste lo suficiente. Mirás el reloj y las agujas marcan las 6:10, tus amigos están a full, vos también, todo está perfecto adentro del boliche, tanto que decidís salirte de todo eso ir a la barra y congelar ese momento y no se te ocurre mejor idea que pedir una cerveza. Es que en definitiva, el acto reflejo irresponsable de pedir una cerveza a esa hora es, simplemente, el deseo inconsciente de querer detener el tiempo y que ese momento dure para siempre. El único problema es que, este producto derivado de la cebada, lo que hace es dilatar la acción del alcohol en tu cuerpo, y nunca razonaste que en menos de 2 horas vas a estar acostado y los tiempos de recuperación se acotan.
Llegás a tu casa, te acostás y ahi empieza la primer parte del castigo. "¿Que pasa?" pensás. Cerrár los ojos es imposible, parece que hubiera un par de hijos de puta afuera de tu cuarto moviéndolo. "Voy a enfocar algo, ahí va...la hora del video o la lucecita de la tele", no, no hay chance de hacerlo. Lo único que queda es respirar profundo por la nariz y largar el aire por la boca, sentarse de vez en cuando tampoco está mal. "No, parece que nada va a cambiar esto", y éste es el momento donde lo volvés a hacer...jurás una vez más no volver a tomar de esa manera, y entre murmullos te dormís.
Al otro día cuando me levanté lo primero que hizo mi madre, que por alguna razón se dio cuenta de las inclemencia que estaba viviendo, fue darme este producto anti-resaca. Al poco rato de haberlo tomado volvió a ser sábado. Pero nunca más volví a preguntarle a mi vieja que es lo que había tomado, tal vez si lo hacía ella podía pensar que lo precisaba en ese momento o estaba preparando un "gran golpe".
Pero hace un par de semanas, un amigo vino a casa y andaba medio mal herido, y me pidió uvasal o algo de eso. Fui a buscar en un armario que tiene mi madre con millones de muestras médicas. Todo lo que un humano puede tomar para cualquier tipo de dolor está ahi. Al no encontrar lo que buscaba le pregunté a la doctora. Ella vino, miró a mi amigo, le preguntó los síntomas, y la pregunta del millón "¿Tomaste mucho?" a lo que la respuesta fue la misma que daría cualquiera, "un poquito nomás". Y en ese momento...todo se volvió más lento, el tiempo se detuvo creo que hasta llegué a escuchar música gregoriana, mientras, mi vieja me mostraba con su mano extendida una cajita pequeña (que me parecía haber visto antes) que titulaba en una de sus caras "Omeprazol". Ahí reaccioné...sí es él!!! Él me salvó una vez!!
Celosamente le dí una del blíster, y me guardé la caja en mi mesa de luz. Supe que desde ese momento los domingos ya no serán lo mismo. Ahora estoy en una etapa de redescubrimiento, de reencuentro con actividades que eran impensadas para un domingo, jugar al fútbol, comer un buen asado y hasta salir a tomar mate. Por todo esto, gracias Omeprazol...y un muy especial brindis para vos....SALUD!!!